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Si queremos evitar el colapso ambiental y mantener nuestro régimen de consumo, para el 2030 la humanidad requerirá un 60% más de producción energética pero deberá contaminar un 15% menos de lo que contamina actualmente

Hay que agradecer, por tanto, que el precio del petróleo esté batiendo todos los récords, y que lo mismo esté empezando a ocurrir con el gas y el carbón, porque si no fuera así, si tuvieramos una fuente inagotable de petróleo y de otros combustibles contaminantes, sería todavía más difícil tomar las medidas necesarias para frenar las emisiones a tiempo. Pero también hay que preguntarse por las alternativas, mucha gente se lo está preguntando, muchos investigadores trabajan de lleno en encontrar tecnologías apropiadas para suplir las necesidades sin sembrar caos en la humanidad.

 

Analicemos entonces si con el estado actual del avance tecnológico en energías renovables, podríamos realmente cumplir las metas de reducir las emisiones a un 15% menos del nivel actual, en lugar de aumentar las emisiones cada año, como sucede ahora mismo (2004). Las energías renovables que más suenan en los medios, la eólica y la solar, no son, proporcionalmente, las más usadas. Por el momento, las primeras energías renovables en cuanto a producción se refiere son: la biomasa, con un 10% del abastecimiento mundial, y la hidroeléctrica, que representa tan sólo un 2% del abastecimiento energético mundial. Todo el resto de las energías renovables juntas, vale decir, la eólica, la solar fotovoltáica, la solar térmica y la geotérmica, no representan más de un 1% del total del abastecimiento mundial. Sin embargo, las tasas de crecimiento anual tanto de la eólica como de la solar fotovoltáica son enormes (28% y 41% respectivamente, promedio anual de los últimos 25 años).

 

¿Podrán las energías renovables satisfacer la demanda futura de energía?

 

Por una parte, las necesidades energéticas de la humanidad no dejan de crecer, debido a la incorporación al mundo de los consumidores de millones de personas cada año, gracias a la relativamente nueva industriosidad de países densamente poblados como China, Brasil o India. Por otra parte, la comunidad científica insiste en alertar que si no disminuimos la emisión de contaminantes a la atmósfera (sobretodo pero no solamente, de CO2) nos encaminamos directamente al precipicio catastrófico de una extinción masiva no solamente de muchos animales y plantas sino también del hombre. Esa nueva cantidad de energía necesaria cada año para suplir la demanda mundial de energía se genera en su inmensa mayoría a partir de combustibles basados en el carbono: carbón, gas y petróleo.

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